Libérate de juicios externos

Cuando conectas con tu vulnerabilidad, te liberas de los juicios externos. Todos tenemos inseguridades o debilidades y cuando las reconocemos podemos superarlas o trabajar con nuestras fortalezas para subsanar las debilidades.

Por ejemplo, a una persona que no es atleta, le cuesta correr una milla en menos de 15 minutos. Pero quizás esa persona es un as en la lectura. En vez de tratar de mejorar su tiempo al correr la milla, puede correr la milla en el tiempo que le tome y emplear su energía en sacarle provecho a su don de la lectura, sea porque dedica más tiempo a leer, ayuda a otros a enamorarse de la lectura o los enseña a leer.

Por otro lado, hay ciertas debilidades que ameritan atención. Por ejemplo, la persona que no es atleta puede proponerse, de todos modos, salir a caminar para ejercitarse por el bien de su salud, pero no tiene que ponerse la presión de que sea al tiempo y con la frecuencia de una persona a quien los deportes se le dan con facilidad. De la misma manera, en un escenario de trabajo, una persona puede enfocarse en mejorar sus destrezas interpersonales para tener relaciones saludables y productivas, pero tampoco tiene que presionarse en ser sociable (si no lo es naturalmente), ni tratar de caerle bien a todo el mundo.

Muchas veces nos enfocamos en los juicios de los demás y eso puede convertirse en debilidades o inseguridades en nosotros. Sin embargo, si optamos por desarrollar nuestras fortalezas, también estamos dejando atrás el peso que tienen esos juicios sobre nuestra vida cotidiana. Recuerda que, ante una situación de juicio, te tienes y tienes el poder de crear las circunstancias o el estilo de vida deseado.

Sin embargo, también es importante liberarse de los juicios propios y no ser tan críticos con nosotros mismos. Para eso, es bueno tratarse a uno mismo como trataríamos a otra persona y darnos crédito por el esfuerzo, la tenacidad y el ánimo que tenemos en la vida.

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